Decidas lo que decidas para el 23J, como clase obrera, el resto de días vas a sufrir en tu trabajo las políticas no sólo del gobierno de turno, sino de la patronal y de tu jefe, por las que nadie va a preocuparse ni venir a salvarte, y frente a las que no podrás hacer nada si no es mediante el sindicalismo de contrapoder.
No vamos a enumerar las promesas incumplidas, las reformas no derogadas, ni las traiciones a la clase obrera y la lucha feminista por parte de los partidos autodenominados de izquierda. Tampoco las amenazas de una derecha que puede avanzar con facilidad en sus propósitos y objetivos, ante la crisis social e ideológica que sufre nuestro país. Sabemos todos y todas lo que hay, y que ningún trabajador o trabajadora está conforme con su situación, cada vez más pobres, cada vez más pisoteados. Pero la solución es la de siempre: luchar.
En CNT lo tenemos claro: la victoria de la clase trabajadora no pasa por el resultado que arrojen las urnas, ni por la participación o abstención en las elecciones del día 23, sino por crecer en afiliación, en implantación y representación sindical, pues el sindicato es donde la clase obrera debe hacer su política del día a día. Puesto a puesto, trabajo a trabajo, acumulando victorias, sentencias, convenios y mejoras laborales, hasta que seamos una fuerza suficiente, una alternativa económica, una realidad revolucionaria que cambie todo desde los cimientos. Nuestro terreno de lucha es la empresa, nuestro enemigo la patronal y el capitalismo. Por eso llamamos a la organización obrera y a la confrontación directa en cada uno de nuestros centros de trabajo, mediante un sindicato de clase, horizontal y combativo. Y así, cuando nos toque salir a la calle, lo haremos con más fuerza, combatiendo cualquier amenaza que esté por venir.
Votes o no votes, no te conformes: puedes hacer mucho más.
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