Ante el carácter urbanocentrista de las medidas tomadas durante el estado de alarma

¡Queremos ir a nuestros huertos!

Desde hace unas semanas vivimos inmersas en una profunda crisis social, una crisis que no tardaremos en verla materializada en una profunda crisis económica. Durante estas semanas nos hemos acostumbrado a contemplar un ir y venir de cifras, de picos, de curvas y de medidas contra el covid-19, pero una vez más en sus cuentas y en sus previsiones vuelve a haber un sector de la población muy olvidado por el modelo de Estado urbanocentrista al que nos aboca la civilización capitalista.

Desde CNT Teruel, creemos que gran parte de las medidas que se están tomando en la lucha contra el coronavirus están siendo pensadas para frenar la pandemia en el ámbito urbano, dejando fuera de esta ecuación a un importante sector de la población que vive en el medio rural. Hablan de picos y curvas sin tener en cuenta que en muchas zonas rurales todavía no ha llegado la pandemia y que ahí esos cálculos van a servir de poco, con un sistema sanitario rural desmantelado y con una población altamente envejecida. El medio rural ha sido vaciado, expoliado y negado de los servicios más básicos. Ante este panorama, tanto el autoconsumo como las relaciones sociales basadas en el apoyo mutuo son prácticas indispensables para poder sobrellevar esta cuarentena de una forma más justa. Con esto no queremos decir que haya que poner fin a la cuarentena en nuestros pueblos, pero sí que ciertas restricciones dictaminadas desde lo urbano, sin conocer la realidad rural, deben verse limitadas o reformuladas, siempre respetando al máximo las medidas de seguridad básicas.

Es muy probable que el medio rural se acabe llevando la peor parte, ya que como hemos dicho, en muchos puntos de éste todavía no ha hecho presencia el virus y nos tememos que la peor parte todavía esté por llegar, cuando se permita la libre circulación en todo el territorio, encontrándonos con un medio rural sin las estructuras sanitarias básicas y una población extremadamente envejecida, como ya hemos dicho anteriormente. Es imprescindible comenzar a dotar a la sanidad rural de los medios adecuados y prepararla.

Las medidas de prevención a corto plazo en el ámbito sanitario rural se traducen en insufientes. Los consultorios médicos están caracterizados por su extremada importancia para los habitantes del lugar, muchos de los cuales necesitan de un seguimiento médico continuado, así como por su carácter semanal y la rotatividad entre ellos del personal sanitario que los atiende. No es posible pedirle a quien necesita de un seguimiento continuado, que deje de ir al médico. No es posible que a los sanitarios que están rotando por el territorio no se les facilite la realización de pruebas y EPIS necesarios. Existe una clara falta de planificación que debe verse solucionada. Igualmente, debemos promover discursos tranquilizadores que lleven a la calma y la salud mental, sobretodo de aquellas personas que se encuentran dentro de los grupos vulnerabes del coronavirus.

En lo referido a las contradicciones que se dan en materia laboral, destaca especialmente una que viene de la mano con la movilidad: gran parte de las personas habitantes del medio rural trabajan fuera de su pueblo. La falta de transporte público que vertebre nuestra provincia, convierte el uso del coche en un imprescindible, no siempre siendo posible adaptarse a las actuales limitaciones impuestas en cuanto al uso del transporte privado: una persona por vehículo o máximo 2 personas y siempre en diagonal. 

En los próximos días, todavía dentro del estado de alarma, se van a ir dando pasos destinados a restaurar la actividad productiva y su normal funcionamiento. Desde este sindicato denunciamos la falta de previsión y soluciones vertidas ante la situación expuesta. Además, consideramos que, en sí mismo, este hecho supone un riesgo a tener en cuenta. O bien se opta por aumentar el tiempo de inasistencia al trabajo para los habitantes del medio rural, protegiéndolos realmente ante el despido y sin que esto se traduzca en consecuencias negativas; o bien se adoptan las medidas necesarias para garantizar la posibilidad de asistencia al puesto laboral, reforzando por añadido el velo por el cumplimiento de las medidas de prevención de riesgos laborales y la facilitación de los EPIS necesarios.

El autoabastecimiento y el autoconsumo son otros de los grandes maltratados por las medidas legislativas y que también afectan a los huertos urbanos. Si por algo se caracteriza la realidad y dinámicas rurales es por la soberanía alimentaria y el uso de huertos y campos para autoconsumo y la procuración del propio alimento, como una ampliación de las despensas. Actualmente acudir al huerto si no es por cuidado de animales no está permitido, son numerosos los testimonios que narran vivencias de situaciones desagradables y enfrentamientos con los cuerpos policiales derivado de ello; a este contexto hay que sumarle la cancelación de los servicios bancarios en multitud de localidades, que traen consigo la falta de disposición de dinero en efectivo, cobrando así aún más importancia la necesidad del autoconsumo. Nos encontramos en una época del año en la que la que es necesaria la realización de las labores hortícolas que garanticen la alimentación del año completo, por ello, debe permitirse de forma inminente, que la población acuda a sus huertos y campos para seguir autoabasteciéndose y trabajándolos como forma de autoconsumo y no necesariamente profesional

El futuro de nuestros pueblos no pasa por incluirlos en las medidas que se aplican en el medio urbano como si de lo mismo se tratara. Para garantizar el futuro de nuestros pueblos es necesario un plan especial para ellos teniendo en cuenta su idiosincrasia. Es momento de cuidarlos.