Publicamos el siguiente artículo
sobre el CeNTenario
publicado en
el Diario de Teruel
del sábado 20 de febrero.
Su autor es
el historiador turolense
Serafín Aldecoa.
La Confederación Nacional de Trabajadores, el sindicato anarcosindicalista, está de enhorabuena este año: se cumple un siglo desde su fundación en Barcelona en 1910 a partir de varios grupos organizados en torno al sindicato Solidaridad Obrera.
No pretende este artículo hacer un balance exhaustivo o un análisis crítico de su papel histórico en la sociedad contemporánea turolense, sino un recorrido, necesariamente breve, por los momentos en los que adquirió un protagonismo indiscutible en el devenir histórico.
Los trabajadores de la CNT, pese a la escisiones, a la considerable represión y al olvido al que han sido sometidos por parte de los poderes públicos, han sabido mantener incólumes sus principios ideológicos como el federalismo y la autonomía de las secciones sindicales, el rechazo a la partidocracia y a las elecciones sindicales, el asamblearismo de trabajadores y las secciones sindicales, pero, especialmente, dos señas de identidad fundamentales como la solidaridad y la ayuda mutua.El actual Sindicato de Oficios Varios de Teruel, afecto a la CNT, se ha adelantado a las efemérides con la inauguración, ya en diciembre de 2009, de su flamante local en la calle San Martín nº 29 pero, sobre todo, con la celebración de unas Jornadas culturales con un programa atractivo y variado de actividades que continúan este mes de febrero con los “miércoles de cine”.
Ahora bien, la CNT en la ciudad y provincia de Teruel no llega al siglo de existencia pero sí tiene unas décadas de andadura. Hay que retrotraerse a los años veinte del siglo XX para encontrar la fundación del primer Sindicato Único de la Construcción tras el paso por la capital de líderes propagandistas como Manuel Buenacasa o Valeriano San Agustín.
La Dictadura de Primo de Rivera (1923) supuso un duro golpe para la CNT al ser prohibida y pasar a la clandestinidad, de tal manera que sus militantes vieron cerrar sus centros y en muchos casos fueron encarcelados. En Teruel el centro obrero donde se reunían los primeros militantes anarcosindicalistas y ugetistas fue también clausurado en 1923 justo cuando el Sindicato de la Construcción se encontraba en plena huelga.
Solo a partir de 1930, con la Dictablanda de Dámaso Berenguer, se empiezan a legalizar uno por uno los sindicatos hasta que, con la proclamación de la II República (1931), la CNT resurge con fuerza y alcanzará una gran implantación en el Bajo Aragón creándose sindicatos en localidades como Alcorisa, Calanda, Beceite, Alcañiz, Mas de las Matas, Valderrobres…Pero también en Teruel capital en la que fueron promotores y dirigentes Raimundo Soriano, Pedro Abril, Antonio Barranco y Alfonso Ferrer, llegando a publicar un periódico (Despertar Campesino), ya en 1932, que funcionó como órgano del sindicato y que padeció sucesivos secuestros y clausuras. En los pueblos próximos a la azucarera de Santa Eulalia -que ya funcionaba desde 1911- como Cella y Villarquemado y el propio Santa Eulalia, también se crearon sindicatos afines a la CNT.Sin embargo, ni la República ni su ministro de Trabajo, el poderoso dirigente socialista y ugetista Largo Caballero, llegaron a comprender al sindicalismo anarcosindicalista y nuevamente fue objeto de represión en momentos precisos (enero de 1932 o diciembre de 1933, por ejemplo) en los que la CNT proclamó el comunismo libertario en varios municipios de la provincia y de España. Otro tanto ocurriría tras la llamada “revolución” de Asturias de octubre de 1934, que llevó a miles de anarcosindicalistas a las cárceles y sus centros clausurados.
Tenía que llegar febrero de 1936, tras las elecciones generales que ganó el Frente Popular, para que la CNT volviera a reaparecer y se convirtiera en el sindicato más poderoso en España con gran implantación en ciudades como Barcelona o Zaragoza y en el mundo rural de Andalucía. En Teruel capital funcionaron entre 1934 y julio de 1936 varias secciones como el Sindicato Único de la Madera, el Autónomo de la Piel y el de la Construcción.
Tras el inicio de la Guerra Civil, la CNT volvió a sufrir de nuevo la persecución en las zonas de la provincia que se unieron a la sublevación franquista. Sin embargo, en el Bajo Aragón varios municipios turolenses permanecieron fieles a la República y los sindicatos cenetistas iniciaron una revolución, una nueva organización de la vida en todos sus aspectos, con la creación de las colectividades de producción y consumo como fueron las de Alcorisa, Mas de las Matas, Calanda, Alcañiz, Valderrobres, Beceite, Cretas… Enrique Lister con su regimiento, en agosto de 1937, se encargó del desmantelamiento de las colectividades y de la detención de los principales dirigentes de la CNT. El rechazo del ministro de Agricultura, el comunista Vicente Uribe, y las amenazas del Partido Comunista de España se habían cumplido.
Tras la Guerra Civil, la clandestinidad o el exilio a Francia. París, pero sobre todo Toulouse, van a ser dos lugares principales de actividad de la CNT que reconstituirá su estructura y sus órganos de decisión hasta que en la Transición democrática, después de la muerte de Franco (1975), la CNT volvió a ser legalizada y el Sindicato de Oficios Varios de Teruel, como el resto de España, inicia su andadura hasta el día de hoy.
Desde esta tribuna deseamos larga vida a la CNT y que cumpla otro siglo más, pero sin sufrir el acoso y la represión que ha experimentado en este atormentado periodo histórico de luces y de sombras.
* Historiador