Tras la agitación y propaganda con mesas informativas, puntos de información en los barrios y masivas pegadas de carteles por toda la ciudad y área metropolitana, la CNT zaragozana inició la jornada de huelga (tras una noche movidita) realizando piquetes informativos en los barrios de san josé y las fuentes centrándonos principalmente en hacer cerrar a las numerosas grandes superficies que campan a sus anchas en estos barrios obreros.
Se cerraron eroskis, simplys, dias y, como no, tres o cuatro mercadonas, en los que aprovechamos para informar al vecindario y los/as esquiroles (por miedo o convencimiento) de la política laboral de esta empresa que se presenta en la prensa como modelo de buenas «prácticas laborales» a la vez que no duda en despedir embarazadas, sindicalistas y acosar a sus trabajadores y trabajadoras.
La ciudad había amanecido en un ambiente que claramente no era el de un día normal de trabajo. La huelga tuvo una fuerte incidencia en los polígonos industriales (como demuestra el consumo eléctrico), el trasporte urbano y los servicios públicos que se limitaban a cumplir los servicios mínimos (vigilados escrupulosamente por los piquetes). La Universidad había parado y en los centros de Enseñanzas Medias entre el profesorado y los y las estudiantes se trabajó bastante poco. La huelga en el pequeño comercio fue claramente perdida y es por ello que desde CNT quisimos dedicar buena parte de nuestro esfuerzo en dialogar e informarles de que, además de sindicalistas sin liberados y subvenciones, somos su clientela.También informamos a los y las trabajadores/as del pequeño comercio que no pudieron hacer huelga de que cuentan con nuestro apoyo y no están solos/as frente a sus jefes.
A media mañana los piquetes cenetistas se desplazaron a la convocatoria sindical unitaria en el centro de la ciudad (CATA, CGT, CNT, Intersindical de Araragón y SOA) que confluía con distintas convocatorias que apoyaban la huelga (bicipikete, marea verde, stop deshaucios, estudiantes, etc.). En ese momento la movilización obrera inundó el centro de la ciudad con distintas concentraciones (en la puerta del Partido Popular, en la puerta del Corte Ingles, en las puertas de las cajas y bancos) en las cuales los y las trabajadoras pudimos expresar nuestra rabia y oposición a la reforma laboral.
Ya sobre las 6 de la tarde el ambiente en la plaza en la que se iniciaba la manifestación sindical unitaria hacia presagiar el éxito de la convocatoria que iba a comenzar a las 7. Las decenas de policías y su actitud chulesca no amedrentaban a la continua corriente de manifestantes: las columnas de cientos de personas convocadas desde las Asambleas de Barrio del 15-M (que se habían adherido a la convocatoria), asociaciones vecinales, colectivos de inmigrantes, iban llegando a la plaza. Familias, gente mayor, jóvenes y todas aquellas personas que de un modo u otro quisieron secundar esta manifestación obrera llegaban continuamente.
La avenida quedó pequeña cuando la cabecera de la manifestación salía del barrio hacia el centro de la ciudad y todavía aún no había terminado de salir la cola de la manifestación superando, con creces, las previsiones que habíamos hecho los sindicatos convocantes. Una vez más la voz de CNT se oyó con fuerza con continuos cánticos y el rojinegro anarcosindicalista tuvo un gran protagonismo en la manifestación. Algunas empresas de comunicación hablan de 15.000 personas en la manifestación.
Cuando llegamos a la plaza del pilar, que fue un centro de información desde el 28-M gracias al esfuerzo del Centro de Medias, hubo que esperar alrededor de una hora (amenizados desde la megafonía por la emisión en directo de las radios libres) a que todos los manifestantes lograran llegar hasta la plaza. Entonces comenzaron los mítines de los sindicatos siendo el de la CNT el que más calentó la plaza: explicamos que un paro de 24 horas es necesario pero insuficiente y llamamos a una huelga general indefinida que dure lo que tarde en gobierno en retirar la reforma laboral, recordando el papel que el sindicalismo pactista de UGT Y CCOO han tenido en la situación actual, defendiendo la necesidad un modelo sindical de acción directa sin privilegios ni cúpulas y afirmando, junto a toda la plaza, que «se va a acabar la paz social»