El pasado día 11, como todos los viernes desde que iniciamos el conflicto con Dibus, volvimos a acercarnos a la tienda de este cacique para exigir la readmisión de nuestro compañero.
El despliegue policial fue desproporcionado, algo a lo que por desgracia ya estamos acostumbrados. La policía nos identificó y grabó con una cámara de video uno a uno, pero no impidieron que repartieramos panfletos o informáramos a la gente que por allí pasaba.