Martín es natural de la localidad oscense de Angüés -situada a mitad de camino de la carretera general de Huesca a Barbastro- en la que nació el 12 de noviembre de 1.921. La población contaba con unos 1.100 habitantes en los años 30 del pasado siglo y recibió la proclamación de la República con manifestaciones de júbilo y agitación de improvisadas banderas tricolores. En 1.931 se funda el Centro Republicano de Confraternidad Obrera, con su sala de cultura y recreo. También se constituye una cooperativa de consumo autogestionada, que daba servicio de todo tipo de bienes agrícolas y de abastos a precios asequibles para vecinos/as. Esto supuso un duro golpe para los intereses de los comerciantes y la media docena de caciques del pueblo. Fueron los jóvenes, obligados a buscar jornales en las obras hidráulicas de la provincia o en capitales como Barcelona y Zaragoza los que propagaron las ideas y la prensa anarquista durante estos años en Angüés, no siendo hasta 1.934 con la Organización en plena ilegalización que el Centro Obrero se adhiere orgánicamente a la CNT, contando esta con 110 afiliados antes de la guerra.
El obrero metalúrgico, hijo del pueblo, emigrado, Antonio Tisner Bescós, que moriría en el primer ataque aéreo a la Columna Durruti en su avance hacia Zaragoza fue uno de sus impulsores. También lo fueron las charlas y visitas de los anarcosindicalistas Miguel Abós y Ramón Acín entre otros. Además del Sindicato Único, se organizó un grupo especifico de la FAI llamado ‘Bakunin’, que se reunía clandestinamente en casa de los Arnal pues los hermanos mayores de Martín – José y Román, que serían fusilados en Huesca- eran unos de sus impulsores. También se formó el Ateneo Cultural y el grupo de las Juventudes Libertarias – donde chicos y chicas que frecuentaban por la noche el animado Centro- con ayuda del maestro crearon un grupo de teatro que representaba obras como ‘La ola gigante’, ‘El sol de la humanidad’, ‘La libertad caída’, ‘Abajo las armas’, ‘Las hormigas rojas’, etc. Esta importante labor cultural que emanaba el Centro Obrero supuso una gran perdida de la influencia religiosa de la Iglesia en la vida local y del autoritario y violento párroco del pueblo mosén Antonio Adé -cuyos castigos corporales a los niños estaban a la orden del día. Este cura trabucaire sería en los criminales años cuarenta el capellán de la prisión de Huesca.
El año 1.936 trajo importantes conquistas sociales para el pueblo de Angüés: el triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero puso al frente de la alcaldía a José Villacampa Bravo -afiliado a la CNT y también fusilado- de la que se le dio de baja temporalmente, ante la falta de otros candidatos de valía en la localidad. Supuso también la consecución, tras una huelga campesina de mayo de 1936, de la jornada de ocho horas para jornaleros, pastores y criados, así como la creación de una bolsa de trabajo en la que la demanda de mano de obra era regulada por patronos y Sindicato, por riguroso turno y no por capricho del amo. Además la celebración del Congreso Confederal de la CNT en Zaragoza en mayo de 1936, al que asistió un autobús con vecinodario de Angüés supuso un importante influjo moral para la militancia del pueblo, que veían las posibilidades de la Revolución Social y el Comunismo Libertario más cercanas cada día.
El domingo 19 de julio se recogen las armas en el Ayuntamiento y la Guardia Civil se mantiene leal, por la noche llegan de Huesca dos camiones de Guardias de Asalto que tras un tiroteo en la carretera con los anarquistas locales, logran ocupar los bajos del Sindicato y llevarse a un prisionero, pero herido su teniente se retiraron.
Entre el 20 al 22 los guardia civiles se acuartelan, el 23 se recibe un telegrama avisando de la llegada de fuerzas de la CNT de Barbastro, pero este es llevado al teniente Lahoz de la Guardia Civil en vez de al alcalde. Los milicianos hacen acto de presencia en un camión y varios coches por la carretera de Pertusa, pues el puente de la general sobre el río Alcanadre lo habían volado días antes, pero varias decenas de guardias civiles atrincherados tras una barricada a la que habían atado a cinco militantes de la CNT los reciben a tiros, ante lo cual y dada la inferioridad de armas y la inesperada situación, regresan a la capital del Vero. Esa misma noche son detenidos 30 vecinos y conducidos en la mañana del día 24 de julio a Huesca, ninguno regresaría con vida, formando parte del total de alrededor de los 50 antifascistas angüesinos fusilados y muertos en las cárceles franquistas. Todos y todas, eran militantes de la CNT, la FAI y las Juventudes Libertarias o en venganza, familiares directos de estos, al encontrarse huidos sus hijos.
Tras la llegada de las Milicias Antifascistas de Barbastro, Angüés se convirtió en sede de la Comarcal de Colectividades que agrupó a una treintena de pueblos, por aquí pasaron y ayudaron a organizarla los cenetistas huidos de Huesca, Francisco Ponzán y Evaristo Viñuales. Ante el fusilamiento de los más preparados libertarios del pueblo, fueron sus hermanos, e hijos menores, como Martín Arnal o sus familiares de más edad, que abrazaron con fuerza a la Organización, los que llevaron el peso del desarrollo de la Colectividad hasta el hundimiento del Frente Aragonés en marzo de 1938, resistiendo incluso a la ocupación militar del pueblo por fuerzas comunistas en agosto de 1937 y al robo y saqueo de la Colectividad, que siguió funcionando una vez pasada la represión estalinista. Ante el avance franquista, Martín es llevado con 16 años a fortificar el frente en Monflorite, pero no hicieron más que recular ante el empuje enemigo.
Ya acabada la guerra, Martín fue uno de los numerosos jóvenes libertarios que colaboró con el Maquis y se sumó a los grupos guerrilleros de la Unión Nacional y participó en la fracasada operación ‘Reconquista de España’ en 1.944. Con su unidad de guías pasadores, se dedicó durante un año a cruzar la frontera francesa por el Pirineo aragonés, en el sector del lago de Urdiceto del valle de Bielsa hasta el límite por la Peña Montañesa y el pueblo de L’Aínsa. Su misión: llevar y sacar guerrilleros que se dirigían a otros sectores de Aragón y Levante.
Acabada su colaboración con el maquis, Martín ha militado siempre en la CNT, ejemplo de memoria viva que trasmite, en su pueblo natal, en su familia y a todxs quienes lo conocemos.
En reconocimiento a su trayectoria y por extensión a la de toda militancia libertaria de Angüés superviviente como Alejandro Pascual, que son hoy en el exilio francés y en su pueblo auténtica memoria viva, el 12 de abril de 2.008 en Huesca fue merecidamente homenajeado durante las ‘Segundas Jornadas Culturales Republicanas de Huesca’. Organizadas por el Círculo Republicano ‘Manuel Abad’, contaron con la colaboración de diversas instituciones oscenses y organizaciones como la CNT de Huesca y la Fundación ‘Anselmo Lorenzo’. En el salón de actos de la Diputación provincial de Huesca en cuyas salas estaban expuestas una selección de 110 fotografías de la Guerra y la Revolución de 1.936 y una serie de carteles de época, la familia Arnal completó la exposición con otra referente a las vicisitudes de la vida de Martín y a la historia de Angüés y del Consejo de Aragón con interesantes fotos y textos. El emotivo acto fue presentado por el profesor e historiador oscense José María Azpiroz y al mismo asistió numeroso público llegado de todo Aragón, Cataluña y Francia, en la que se le entregó además una placa de recuerdo. Así mismo, sendas placas fueron igualmente entregadas esa misma mañana en un acto público antes de visitar las trincheras del pueblecito de Tierz, a la Fundación ‘Andreu Nin’, en homenaje a las Milicias del POUM y a la CNT de Huesca, en homenaje a las Columnas de Milicianos de la CNT. El texto dice así:
El Círculo Republicano Manuel Abad de Huesca a los combatientes de la CNT por dar esperanza a una ciudad. Por seguir manteniendo siempre la luz de la libertad. Para que un día el Hombre reconozca vuestra lucha a favor siempre, de los débiles.
Con estos actos, rendimos por extensión un sincero homenaje y recuerdo a la memoria de anarcosindicalistas altoaragoneses como Ramón Acín, Francisco Ponzán, Evaristo Viñuales, Máximo Franco, Emilio Loriente… etc., que cayeron trágicamente en su lucha frente al fascismo junto a otros tantos cientos de militantes confederales aún hoy casi anónimos.
Raúl Mateo Otal. CNT Huesca.