LA KRIBA DESPIDE Y NO PAGA.

Lamentamos comunicar que, tras sucesivos intentos por evitarlo , el sindicato CNT de Logroño se ve obligado a iniciar una campaña pública por un conflicto laboral contra la empresa BASURTO SANTIAGO, JESÚS, empresa que dirige los establecimientos de hostelería EL ARAO y LA KRIBA, enfocados a una oferta vegana y vegetariana.

Decimos que lo lamentamos porque, después de varias semanas de diálogo con la empresa, inicialmente a través de su gestoría y en el día de ayer con el propio empresario, finalmente se ha dado un sonoro portazo a cualquier posibilidad de entendimiento.

Resumimos el conflicto laboral:
La empresa, instalada en el barrio obrero de Ballesteros con el bar El Arao, amplió el pasado enero su aventura empresarial abriendo un segundo establecimiento en la misma zona, orientado a la bocatería y tapeo vegano: La Kriba. Para esto contrató a dos trabajadores; un cocinero y un ayudante de cocina. El empresario estableció para el cocinero una jornada de trabajo a turnos en función del horario comercial del bar, más una hora previa, para la preparación de la comida, y otra posterior, para recoger. Sobre el papel, el contrato era de 30 horas semanales (75% de la jornada de 40 horas), pero como los turnos ya de por sí superaban las 30 horas, el resto de horas se informó que serían pagadas en mano.

Como este nuevo bar estaba comenzando su andadura, el dueño modificó el horario de La Kriba varias veces, como se puede consultar a través de su página de Facebook, de tal forma que llegó a tener cuatro horarios diferentes entre los meses de enero y junio de 2019. Estos horarios laborales fueron:


Del 24 de enero al 13 de febrero – 31 h/semana = 1 hora extra a la semana.
Del 14 de febrero al 04 de abril – 41 h/semana = 11 horas extra a la semana.
Del 05 de abril al 24 de abril – 31 h/semana = 1 hora extra a la semana.
Del 25 de abril al 29 mayo – 36h/semana = 6 horas extra a la semana.

Los problemas aparecieron cuando el empleado reclamó el pago de esas horas que superaban su jornada de trabajo, ya que nunca eran pagadas. A lo que hay que sumar el hastío con el pago irregular de las nóminas, que se hacían en cada uno de los meses de manera fraccionada y con enormes retrasos. Todo esto, como es normal fue generando en el trabajador continuos problemas y contratiempos en desarrollo de su vida personal.

Finalmente, el 29 de mayo, el empresario ofreció como remedio que, a partir de ese día, el cocinero se autoorganizase para no trabajar más de 30 horas, ya que no le iba a pagar ni una sola que superase esa cantidad. De ahí en adelante el cocinero tuvo que ajustar sus tareas a los horarios comerciales del bar, forzándole a atender las necesidades del bar de manera apuradísima.

Y así continuó hasta que el viernes 24 de junio, en el momento de acabar el turno de mañana y ponerse a recoger la cocina, el empresario le solicitó desde El Arao la preparación de varios bocadillos, a lo que el cocinero le respondió que era imposible ya que había terminado su jornada para poder cuadrar las 30 horas semanales. Entonces su jefe, de malos modos, le exigió que trabajase más y que desatendiese el horario. Al cocinero no le quedó más que acatar la orden y en el momento que vencía su hora de salida, dejó la cocina y salió de su puesto tal y como como se había pactado, quedándose sin tiempo para poder recogerla. La tensión y el cansancio ante el continuo incumplimiento de las obligaciones del empresario, empujó al trabajador a anunciar que, en el plazo estipulado de quince días, cesaba su relación laboral con la empresa BASURTO SANTIAGO, JESÚS.

Lo curioso fue que, al entrar en el turno de tarde, el cocinero no pudo acceder a su puesto de trabajo porque La Kriba estaba cerrada. Inquiriéndole al dueño el por qué, éste contestó: “estás despedido desde hoy, cierro el bar”. Y el establecimiento ha quedado cerrado desde entonces por no tener cocinero, aunque el cartel que figura diga que está cerrado por vacaciones.

Ante todo lo ocurrido, el cocinero consultó inmediatamente con su sindicato, y, con el finiquito en la mano, se recalcularon todos los conceptos e irregularidades que se daban. La sorpresa fue que las anomalías de su situación laboral eran mayores de las que el trabajador pensaba:


-En primer lugar, en todas y cada una de las nóminas se le estaba pagando el salario correspondiente a las tablas salariales que indicaba el vencido convenio colectivo de 2014. Ni siquiera se pagaba en función al de 2016, que era hasta donde se contemplaba. Se actualizaron las cuantías al convenio de 2019, lo cual es de obligado cumplimiento para bares y restaurantes de La Rioja, y con carácter de aplicación desde enero. La diferencia económica que el empresario se estaba ahorrando en el pago a su trabajador era de 63,02 € al mes.

La misma triquiñuela se venía aplicando en la parte proporcional de las pagas extras prorrateadas, haciendo un total de 73,53 € que el empresario se ahorraba cada mes de pagar a su trabajador.

-Respecto a las vacaciones generadas y no disfrutadas, la fórmula seguía la misma línea. En la carta entregada se le abonaban 0 días cuando desde el inicio del contrato se habían generado en estos meses 10 días vacacionales. Otro pequeño ahorro que seguía llenando el bolsillo del empresario.

-Por otro lado, haciendo el recuento de horas semanales que superaban las 30, que cualquiera puede hacer según los horarios que hemos indicado más arriba, da la friolera de 117 horas extras impagadas hasta el momento.

-Si analizamos la carta del despido entregada, la causa que rompe la relación laboral figura como: despido objetivo por ineptitud, falta de adaptación y asistencia al trabajo. Lo curioso es que si atendemos a la actual normativa laboral vigente, el Estatuto de los Trabajadores, recoge para el despido objetivo cinco causas, de las cuales el empresario señaló tres, y todas de manera incorrecta, ya que el Estatuto detalla en sus artículos:


·52.a Se podrá alegar ineptitud siempre y cuando se esté en periodo de prueba, cosa que se había superado hacía meses.


·52.b Por falta de adaptación del trabajador a modificaciones técnicas (que nunca se dieron), el empresario deberá ofrecer al trabajador un curso dirigido a facilitar la adaptación a las modificaciones operadas. Cosa que tampoco se dio.

·52.d Por faltas de asistencia al trabajo. El trabajador nunca faltó a su puesto de trabajo y aun así el Estatuto recoge unos porcentajes muy detallados que jamás se produjeron.

Con esta artimaña, el empresario se quería marcar otro gol y ahorrarse otro dinero a pagar, ya que con este tipo de despido habría que indemnizar con 20 días por año trabajado de manera proporcional al trabajador, en lugar de lo que es: un despido improcedente de manual, indemnizable con 33 días por año trabajado.

Pero las irregularidades contractuales no terminan ahí. Analizando el contrato salta a la vista el flagrante fraude en la contratación que se da, ya que el cocinero fue contratado con un contrato temporal, cuya causa de temporalidad era la eventualidad por circunstancias de la producción, algo imposible de darse cuando el trabajador ocupaba un puesto estructural, y más cuando había presente un ayudante de cocinero. Sin ningún lugar a dudas estamos ante un contrato en fraude de ley en toda regla.

Por último, llegó el momento de aplicar el Real Decreto-Ley 8/2019 en aplicación desde el 12 de mayo para el registro de la jornada. Cuando el cocinero solicitó empezar a registrar su jornada, al fichar en función del horario real, el empresario se opuso a que fichase más de 30 horas, impidiéndole así efectuar esta acción durante todo el tiempo que duró la relación laboral.

Analizados todos los aspectos, y detalladas todas las incorrecciones, desde CNT hemos tratado de resolver estas anomalías y dialogar con la parte empresarial, tratando así de alcanzar un punto de encuentro de manera amistosa y conciliadora. Pero la negativa tanto a encontrarnos, como a analizar siquiera los aspectos expuestos, han imposibilitado el diálogo. No podemos decir lo mismo de sus asesores, quienes en todo momento han mostrado una disponibilidad y apertura al entendimiento, reconociendo incluso que varias de las demandas del sindicato son correctas y que no hay lugar a discusión, pero su cliente se opone, da un no rotundo a todo y se niega a pagar ni un euro.

No comprendemos que una empresa que en su publicidad presume de empatía hacia quienes sufren, someta a tales penalidades a quienes tiene bajo su responsabilidad por no querer aportar los recursos económicos ganados legítimamente por sus trabajadores durante los turnos laborales. No entendemos por qué la ética hacia el sufrimiento animal no es trasladable al respeto hacia quienes se ganan justamente lo que han producido.

Terminamos recordando a la empresa que este sindicato sigue abierto al diálogo, y que una vez llegados a un entendimiento, por nuestra parte se dará por cerrado el conflicto y terminaría por tanto la campaña de denuncia.

Hacemos un llamamiento al barrio Ballesteros, como barrio obrero, a que sus vecinos/as se planteen si están dispuestos/as a seguir colaborando consumiendo en los locales de un empresario que hace trabajar pero que no paga a sus iguales. Desde CNT llamamos a toda su clientela a que:

¡¡HASTA QUE LA EMPRESA NO SALDE SUS DEUDAS, NO SE CONSUMA EN UN NEGOCIO QUE EXPLOTA A SUS TRABAJADORES!!

Por todo esto, desde hoy mismo, se inicia una campaña de movilización en la que denunciar y reclamar públicamente los atropellos que este trabajador está sufriendo. Por ello se convoca a todo el mundo esta tarde a una concentración las 20:30, en C/ Padre Marín, 20, a las puertas de uno de los establecimientos de la empresa.

SI TOCAN A UN@ NOS TOCAN A TOD@S.
LA SOLIDARIDAD, NUESTRA MEJOR HERRAMIENTA.