En el mes de mayo ha estado muy presente en la agenda del sindicato de Zaragoza, el conflicto sindical que CNT mantiene con la conservera Martínez Somalo, ubicada en la localidad de Mallén. Recordamos que dicha empresa reprimió a un trabajador afiliado al sindicato por hacer valer sus derechos, algo que por lo visto en pueblos como Mallén donde el paternalismo caciquil perdura, está mal visto.
El sindicato organizó para el día 10 de mayo una charla abierta a todos los vecinos y vecinas del municipio, dónde primeramente intervino el trabajador afectado exponiendo la sucesión de hechos que motivaron su despido, el cual no acata , y que además no duda en denunciar públicamente ya que considera una violación de sus derechos flagrante. Posteriormente el secretario de Acción Sindical de Zaragoza hizo una explicación sobre que es CNT, su forma de organización y actuación para los presentes, resolviendo cualquier duda que se le planteó desde el público. La charla se desarrolló en unos términos agradables y se llenó el aforo preparado.
Posteriormente el pasado sábado 24 de mayo se tenía prevista una concentración en la plaza de la localidad, a la cual asistió un nutrido grupo de militantes anarcosindicalistas, que durante una buena hora estuvo denunciando la represión ejercida por la patronal hacía ese trabajador, el cual no adoptó una posición sumisa frente al autoritarismo que se acostumbra por la patronal. Los cánticos y proclamas eran variados, desde el clásico, “la solución es la readmisión” a discursos invitando a la gente a salir y sumarse, a organizarse entre iguales, sin privilegio alguno para así lograr la autentica unidad de clase. Durante el acto se repartió además a toda persona que se acercó, una octavilla explicando los motivos de nuestra presencia, advirtiendo en la misma que únicamente cesará el conflicto con la reincorporación del compañero despedido a su puesto de trabajo.
La jornada contó con un hecho sorprendente, mientras allí estábamos con nuestra denuncia pública, una persona de origen rumano al vernos y escucharnos, marchó a un supermercado a comprar y nos trajo una bolsa que contenía agua y dulces, mostrando de esa manera su solidaridad con nuestra causa. Este hecho demuestra lo que siempre hemos dicho, “nativa o extranjera, la misma clase obrera”. No nos despedimos sin antes recordar, que a Mallén vamos a volver.