Mantenerse al día respecto al tema de los refugiados en la prensa se ha convertido en una manera de que afloren la ira y la rabia. El tratado con el cual se convertía a los refugiados en mero papel de cambio para las partes firmantes (la UE y Turquía) se ha llevado a cabo con un par de cambios formales que no implican un cambio mínimamente significativo en la situación de miseria a la que las personas que huyen de la guerra están siendo sometidas en su camino a Europa. Esto ha hecho que muchas voces se alcen en crítica a la gestión que realiza la UE del asunto, aunque muchas de esas críticas parecen perderse en una especie de idealización de lo que es, o dicen que debería ser, Europa.
Estos supuestos valores europeos, al margen del centralismo cultural que implican, suenan bien al oído del “sentido común” ciudadanista. Sin embargo, las mismas instituciones que los firmaron en un momento en el que eran algo abstracto los convierten en papel mojado a la hora de ofrecer soluciones a problemas concretos como éste. Esto ya se ha visto con otras cuestiones relativas a la migración como la situación de quienes cruzan las vallas de Melilla, o con la vulneración de derechos hacia la misma ciudadanía a la que pretenden representar. Esto implica, en la práctica, autoritarismo hacia adentro y racismo hacia afuera. Así que se sigue teniendo a Turquia como perro guardián de Europa. Un país aún extra-comunitario para que se encargue de gestionar un problema en el que la UE no sólo ha tenido intereses en crear sino que se había comprometido a ayudar a solucionar. Así, a cambio de concesiones políticas y económicas, Europa se quita un problema de encima, pisoteando todas sus declaraciones humanitarias de simples buenas intenciones.
Una de las excusas que se pueden ver en el tratado, aparte de la cuestión de la lucha anti-terrorista ,con las implicaciones racistas que esto provoca en el seno de Europa contra las comunidades migrantes asociadas al Islam, es el hecho de que lo venden como una regularización para evitar el tráfico de seres humanos por parte de las mafias que se benefician de esta situación. No obstante, frente al trato deshumanizador que estas mafias efectúan, se contrapone el trato también deshumanizador (y además de manera legal) del régimen de Erdoğan. El mismo Erdoğan que durante las negociaciones ha declarado que la democracia y la libertad ya no tienen absolutamente ningún valor para el estado turco. Así, la UE no sólo traiciona sus falsos valores mediante sus propios actos, sino a la hora de escoger sus alianzas.
En este contexto, se han publicado entrevistas con cinco personas refugiadas en las que comentan el miedo que les causa volver a Turquía, ratificando que es una sentencia de muerte. O incluso que la muerte es una opción preferible. Que este miedo tiene bases reales queda claro al ver imágenes de guardacostas turcos atacando a grupos de migrantes en embarcaciones en las fronteras. Esa misma gente a la que se supone han de proteger y dar un trato humano. También seguimos asistiendo a una guerra sucia por parte de este gobierno contra el movimiento kurdo, donde la criminalización está a la orden del día; hasta el punto de que el pasado mes de febrero la policía tomaba fotos junto a cuerpos de combatientes kurdas asesinadas, desnudas, como si fuesen trofeos. Turquía se muestra así como un estado completamente deshumanizador, y aún así la UE sigue pretendiendo pintarlo como un lugar seguro para las personas que buscan refugio. Esto es, evidentemente, una mentira usada para la justificación política de sus acciones, pudiendo así limpiarse las manos ante cualquier crítica.
Sin embargo, frente a estos intentos de limpiar su imagen, se han visto por toda Europa manifestaciones en contra del acuerdo, mostrando el rechazo de amplios segmentos de la población ante esta barbarie y ante el hecho de que no se garantice para estas personas refugiadas un trato humano. Trato que ya se ha visto en campamentos como el de Idomeini o Quíos (Grecia) y el de Calais (Francia). Mediante este tratado queda claro que lo único que Europa quiere es que la tragedia no suceda en su propio territorio, ya que los campamentos serán iguales o incluso peores en suelo turco.
Este tipo de manifestaciones, aunque calasen en un Estado y pudiesen influir en éste, no se muestran efectivas ya que al final dicho Estado-nación se verá abocado a aceptar la política impuesta desde las altas jerarquías políticas y económicas de la UE. Se ha visto, en este asunto (y otros) con SYRIZA y se vería con Podemos en caso de que llegasen a alcanzar un poder mayor en las instituciones estatales. A otro nivel se ha visto esa impotencia en el caso de los diversos ayuntamientos del cambio; que aunque en este asunto han creado planes para la acogida de refugiados en las ciudades que gobiernan, no van a poder implementarlos debido al hecho de que el trabajo desde dentro de las instituciones les deja las manos atadas a la hora de querer poner en práctica sus “buenas intenciones”. Las competencias de estos ayuntamientos ya fueron recortadas en su día por el gobierno estatal, para asegurarse de no permitir un nivel de actuación que fuese en contra de sus intereses. Y así, el poder político mantiene su control sobre nuestras vidas, alejándose cada vez más y más, centralizándose y haciéndose fuerte para defender su estatus dominante. Esto no es más que otra muestra (¡otra más!) de que la vía institucional no sirve a la hora de realizar cambios reales o de transformación social; ni siquiera para dar solución a problemas concretos, pese a la retórica que usen. Por lo que cada día es más necesario crear estructuras por fuera del sistema para poder hacer frente a este tipo de problemáticas.
En varios niveles de luchas sociales, hemos presenciado una y otra vez cómo estas alternativas por fuera del sistema, de acción directa y autogestión, han sido criminalizadas. De esta manera las instituciones se aseguran de no perder el control que mantienen sobre la actual sociedad y la jerarquización social que resulta de ésta. Esta represión llega a afectar incluso a movimientos sociales que no llegan a cuestionar los supuestos valores europeos que mencionábamos al principio de este texto. Como muestra de una alternativa solidaria, autogestionada y útil, existen casos de ocupaciones en Grecia en las que se ofrece acogida y apoyo a la gente refugiada, para que no tenga que quedarse en los campos de internamiento. También hemos visto cómo mucha gente voluntariosa se ha desplazado hasta los lugares por donde los refugiados pasaban en su huida de la guerra que asola sus hogares.
Estas iniciativas, en su mayoría, se han visto coartadas en favor de que estos movimientos de ayuda sean controlados por las ONGs. No dudamos del humanitarismo de muchas de estas personas, pero sin embargo, las ONGs, por su propio funcionamiento y por su relación con lo institucional, plantean el problema de que esta ayuda pasa a convertirse en caridad, sin dejar lugar a una auténtica alternativa de solidaridad hacia quienes esta crisis afecta de manera más directa y salvaje. Al margen del problema de los beneficios económicos que estas ONGs extraen de sus obras de caridad o del trato precario hacia quienes trabajen en ellas, su modelo sigue siendo uno jerárquico, mediante el cual la ayuda a los demás se convierte en algo secundario, una labor a realizar únicamente en búsqueda de una limpieza de conciencia que debe ser realizada por quienes tienen “mejor suerte” en la actual sociedad, sin entrar a platearse cuáles son las causas reales de las desigualdades que dicen combatir. De esta forma, convierten lo que debería ser apoyo mutuo en una cuestión meramente personal, sin ver que es una cuestión social a la que debemos hacer frente de manera autogestionada, y no mediante organizaciones jerárquicas como éstas que no son más que otra pieza más del engranaje del capitalismo que afecta a toda la población mundial en mayor o menor medida. La caridad, a diferencia de la solidaridad, ayuda al otro sin realmente pretender que éste se coloque en una situación de igualdad, sino manteniendole en la desigualdad que el sistema fomenta.
Ante esto sólo nos quedan una opción, la de la organización para el enfrentamiento. Una organización horizontal y solidaria que fomente realmente el apoyo muto y luche por la emancipación individual y social (al no ser posibles una sin otra), preparada para el enfrentameinto contra este sistema inhumano que nos niega tanto nuestra individualidad como el poder realizarla como seres sociales que somos; un enfrentamiento que nos permita practicar una solidaridad real con estas personas que en este momento la necesitan tanto.
https://www.diagonalperiodico.net/blogs/funda/acuerdo-la-verguenza-traduccion-libre-y-comentada-del-acuerdo-entre-turquia-y-la-ue-y
http://www.eldiario.es/desalambre/refugiado-hiciesen-volver-Turquia-suicidaria_0_495900571.html
http://www.eldiario.es/desalambre/VIDEO-Familias-refugiados-encerradas-mantas_0_497300980.html
http://www.independent.co.uk/news/world/europe/president-erdogan-says-freedom-and-democracy-have-no-value-in-turkey-amid-arrests-and-military-a6938266.html
http://elventano.es/2016/02/la-policia-turca-sigue-divulgando-fotos-de-cuerpos-desnudos-de-mujeres-kurdas-muertas.html