Este próximo miércoles 2 de octubre, CNT nos concentraremos frente a la sede del PP a las 19:00 h. para mostrar nuestra rotunda oposición a la reforma de las pensiones y seguir proclamando que la única solución es el reparto del trabajo de de la riqueza que este crea.
Aunque muchos no lo sientan así, seguimos inmersos en una sociedad de clases. En este momento, quienes más conciencia tienen de que esto es así, son precisamente quienes han ganando la batalla: las clases privilegiadas. A lo largo y ancho del planeta están imponiendo su ideología de clase poderosa, quitando a la clase trabajadora lo que en otro momento se nos concedió, bien como fruto de la lucha mantenida contra el sistema, bien como modo de recuperación estatal de una reivindicación obrera básica: el respeto a la salud del trabajador/a
Conviene conocer, como ejercicio de Memoria Histórica, que los primeros pasos en el llamado “estado de bienestar” se dieron en época y por parte de personas que poca simpatía despiertan por lo sanguinarios, represores y asesinos. Si, en la Europa del siglo XIX se considera al Canciller Bismarck como padre de una primitiva Seguridad Social. En el Estado Español se dan los primeros pasos en 1908 con el Instituto Nacional de Previsión, y en 1912 con el Retiro Obrero, en plena Restauración Borbónica, con Alfonso XIII en el poder. Para quienes no sepan mucho de historia, decir que ninguno de los personajes y momentos se caracteriza por el respeto a la Clase Obrera. Paralelo al proceso de creación de los Seguros Sociales se daba el fenómenos de asociación de los trabajadores y trabajadoras para solucionar los problemas derivados de la falta de fuerzas para trabajar. Los gremios, las mutuas obreras, las bolsas de trabajo y finalmente los sindicatos, daban solución en gran parte a este problema. Cuando los sindicatos empiezan a tomar el rumbo de la idea socialista revolucionaria sus sistemas de pensiones son inmediatamente ilegalizados y el Estado se preocupa de empezar a dar salida controlada a ese problema de manera que apacigüe a la clase trabajadora en lucha y siente las bases de una futura colaboración de clases. El discurrir del tiempo así lo ha confirmado.
Mientras la guerra de clases se ha mantenido viva durante la Dictadura, aunque mermada por la represión, el Estado ha ido aumentando sus prestaciones sociales. Una vez más íbamos con retraso con respecto a Europa, pues en otros países, como en Inglaterra, de la mano de “la Tatcher” se estaba comenzando el desmantelamiento del “Estado de Bienenestar”, aquí apenas habíamos comenzado.
Precisamente, esa decadencia de las políticas socialdemócratas del bienestar, coincide con la rendición de los sindicatos del actual régimen. Los Pactos de La Moncloa han dado un trozo de pastel a CCOO, UGT y a todo aquel sindicato que ha aceptado sentarse en el pesebre de las subvenciones y las elecciones sindicales. Algunos de ellos están al día de hoy sentados en la mesa del Pacto de Toledo, eufemismo que utilizan desde el poder para dar aspecto de consenso a los recortes en las prestaciones de jubilación.
Han sido muchas las reformas del sistema de Pensiones desde la transacción-transición democrática. Debemos recordar que este sistema comienza a funcionar sin que la clase obrera tengan que participar aportando cotizaciones. Se podría entender que se da por supuesto que como el patrón y el Estado se llevan una gran parte de la producción y quien trabaja solo se queda con el mísero salario, la clase trabajadora se hubiera opuesto de primeras a este sistema. Con un poco de vaselina y buenas palabras, el Sistema de Pensiones se puso a funcionar, aumentando sus prestaciones y personas a las que alcanzaba hasta el final de la Dictadura. En 1985 comienza la serie de recortes en las prestaciones de las pensiones, con la Ley General de Seguridad Social, que endurece el acceso a las mismas, aumentando el tiempo mínimo de cotización de 8 a 15 años. En 1987 comienza la escalada de los fondos de pensiones privados, otorgándoles incentivos fiscales. En 1990 se da cabida a las pensiones no contributivas, para las personas que no tienen otra cosa, lo que supone la vuelta a la caridad a manos del Estado. En 1997 se aumenta el número de años para hacer la media de cotizaciones hasta los 15 últimos, por lo que bajan las pensiones. La última reforma, la del PSOE de Zapatero en 2011, ha sentado las bases de la siguiente, la del PP, que puede ser la que de la puntilla a las prestaciones sociales tal y como las conocíamos, y estas pasen a ser individuales, con la consiguiente inseguridad para el trabajador/a ya que no dependen del resto de la clase trabajadora para cobrar, si no del Banco. En definitiva, vamos de mal en peor.
La privatización de las pensiones no es algo nuevo, sino que se viene dando desde hace muchos años. Que las prestaciones estén controladas por el Estado no es una buena noticia, pero tampoco lo es que lo estén por la Banca. El giro político que estamos dando viene, como siempre, precedido de una gran propaganda a favor de las pensiones privadas, y de un sistema de gestión de las pensiones que ha ido perdiendo cotizaciones empresariales a cada reforma. Empezábamos librándonos de detraer de nuestro sueldo las cotizaciones y acabamos siendo los únicos que pagamos ya que no nos van a incluir en nuestros sueldos las cotizaciones que se ahorran..
Además, se están utilizando los Fondos de Pensiones para jugar en bolsa y comprar Deuda Pública, es decir, para especular y dar ganancias a la burguesía. ¿Cómo va a ser viable un sistema de pensiones estatal de este modo? Está claro que la intención desde hace mucho tiempo es desmantelar este sistema de pensiones. En esta tarea han colaborado prácticamente todos los grupos políticos por activa o por pasiva, al igual que los sindicatos que han podido estar en las negociaciones. En definitiva, la clase trabajadora hemos venido asistiendo al retroceso de nuestras condiciones de vida y laborales en los últimos 40 años, curiosamente el tiempo que lleva la lucha obrera echándose de menos.
Tenemos que trabajar más años para jubilarnos, cobraremos menos y cada año menos pensión en relación a los precios… estamos sometidos a la especulación bancaria y la patronal no va a soltar un euro más de lo que nos roban en nuestros salarios ¿Y ahora qué? Pues ahora, y hasta que la clase trabajadora cambie el mundo por otro en los que las personas que no puedan trabajar estén sostenidos por la solidaridad humana, toca luchar.
Hay que luchare por no ceder más terreno, porque no se lleve a cabo la enésima reforma de las pensiones. Hay que luchar por la toma de conciencia de la clase trabajadora convenciéndonos de que los recortes se están dando porque estamos perdiendo. Hay que organizarse para enfrentarse a quienes nos tienen en esta situación. Hay que juntarse para poner los sistemas de pensiones en manos de los trabajadores y las trabajadoras. Tenemos que dejar claro que ningún político nos va a resolver los problemas. En definitiva, hay que dar un paso hacia delante. .
Da el paso, organizate y lucha.