A las 11h. en nuestras ventanas aplausos en defensa de la Sanidad Pública que reivindiquen conciencia de clase trabajadora
El Primero de Mayo es un símbolo de la represión y los ataques sufridos por la clase
trabajadora a lo largo de la historia por reivindicar su dignidad y no sólo eso, el Primero
de Mayo es símbolo de nuestra resistencia y de nuestra lucha, es símbolo de nuestra
capacidad para organizarnos y conseguir sociedades más igualitarias y más justas, es
símbolo de asumir la responsabilidad individual para defender lo común, es símbolo, al
fin y al cabo, de que juntas, en unidad, nos fortalecemos para defender lo que se ha
luchado desde varias generaciones y nos quieren arrebatar.
La situación de la crisis global creada por el COVID-19 evidencia la necesidad de
fortalecer y defender los servicios públicos, cuya labor ha demostrado ser esencial e
imprescindible para la sociedad, previendo además el mayor perjuicio ofensivo sobre la
clase trabajadora que los sostiene.
Mientras la red pública ha dado cobertura médica a
las personas contagiadas, las clínicas privadas han derivado pacientes a los hospitales
públicos y han cobrado por la realización de pruebas diagnósticas para detectar
positivos. En medio de una pandemia que cuenta desgraciadamente cada día con
centenares de muertes, la música y las palmas son el agradecimiento emocionado de los
ciudadanos hacia el trabajo de los profesionales sanitarios, así como una exaltación
directa o indirecta -dependiendo de los casos- de la única red de seguridad médica
cuando vienen las duras: la Sanidad Pública. Toda una vacuna, aunque posiblemente
temporal, para mitigar las tentaciones de aplicar las tijeras al sistema médico y de
entregar más parcelas a las corporaciones y seguros privados.
Esta pandemia nos ha revelado que la sanidad gratuita, sin condiciones de ingresos, de
profesión, nuestro estado del bienestar, no son costes o cargas, sino bienes preciosos,
unas ventajas indispensables. La sanidad tiene que ser 100% pública y universal, es
decir, no tiene que excluir a nadie. El modelo bautizado como colaboración
pública-privada es un ejercicio de gorronería de la sanidad pública y de sus recursos
económicos por parte de la sanidad privada. Al mismo tiempo que se infrafinancian
servicios y faltan dotaciones de recursos para la sanidad pública, se está concertando
con la sanidad privada, como, por ejemplo, con planes de choque quirúrgicos, realización
de pruebas diagnósticas, tratamientos de radioterapia o diálisis. La colaboración
pública-privada no es más que una trampa que permite desviar dinero público a
empresas privadas bajo el lema que el sector público no funciona. Los recortes que ha
experimentado la sanidad pública tienen múltiples consecuencias, entre ellas la falta de
contratación de personal sanitario que comporta el aumento en las listas de espera. Esto
empuja a una parte de la población a contratar seguros privados. Es un negocio redondo.
Las medidas sociales, económicas y laborales adoptadas por el gobierno y el desamparo
por parte de los sindicatos “mayoritarios” durante esta crisis ha demostrado la
desprotección en la que se encuentran lxs trabajadorxs y las personas más
desfavorecidas, lo que nos hace prever que nos enfrentamos a una temporada de
necesaria e intensa lucha en defensa tanto de los derechos laborales y sociales, como de
los Servicios Públicos. No nos debemos olvidar de que tanto lxs sanitarixs como de
muchxs otrxs trabajadorxs han tenido que seguir acudiendo a sus puestos de trabajo en
muchas ocasiones sin las medidas de prevención adecuadas a consecuencia de esa desprotección y sin embargo,
gracias a ellxs se han salvado muchísimas vidas humanas. No debemos olvidar
nunca que con unas infraestructuras mejores, con más recursos humanos y materiales y
con medidas de protección adecuadas, se habrían salvado muchas más.
De esta crisis sanitaria, económica y social no podemos salir sin un mayor fortalecimiento
de la organización de las trabajadoras y trabajadores que siga avanzando, como siempre
hemos hecho, en la defensa de los derechos de todas y en el avance hacia una sociedad
donde sea imposible que la clase trabajadora sea la que tenga que estar expuesta a
condiciones de inseguridad y miedo ante la enfermedad, sin recibir al mismo tiempo toda
la protección legal y laboral que merece. Así que, cuando todo esto pase, cada vez que
haya trabajadorxs saliendo a la calle a defender sus derechos no mires a otro lado y
apóyalos. Si estamos unidxs en esto ¡seremos más fuertes!
En esta nueva crisis más que nunca nos hace falta empatía y comprensión, apoyo
mutuo y cuidados ¡No nos olvidemos de dónde venimos y quienes son los que
quieren que nos olvidemos de ello!
¡¡Orgullo de clase trabajadora !!