Los 3 compañeros detenidos en Nizano tendrán que volver a prisión. La Sentencia ratifica la condena de cuatro meses, uno obligatorio, que ya han cumplido los compañeros.
La “Justicia” francesa los tuvo encerrados todo el mes de Noviembre por llevar en su maletero propaganda informativa y material de escalada. Les acusaba de pertenencia a grupo violento, por estar uno de ellos afiliado a CNT, y de posesión de armas de sexto grado, cualquier objeto que pueda ser utilizado de forma violenta: un piolet o un teléfono móvil.
Finalmente la “Justicia” francesa ha optado por ratificar su inicial petición y no volver a encerrar a los compañeros, pues ya han cumplido la pena que se les impone. La fragilidad de las pruebas y el apoyo internacional ha sido de gran ayuda para el proceso y los compañeros. Los actos de solidaridad se extendieron por todo el Estado y a nivel internacional.
Os dejamos el texto del manifiesto publicado días antes del segundo juicio:
MANIFIESTO
A principios de Noviembre, en un marco de creciente injusticia social causada por una asfixiante crisis, tres amigos surcan el sur de Francia para asistir a unas movilizaciones que tendrían lugar en Niza. Hallándose los tres en el paro de manera forzosa, deciden usar sus escasos recursos económicos para sumarse a estas protestas. Con motivo de la celebración de la cumbre del G20, nuestros compañeros, al igual que el resto de manifestantes, no pretendían otra cosa que hacer llegar las voces críticas a unos mandatarios desconectados del pueblo y sus intereses y a una sociedad cada vez más desinformada y aquejada de conformismo crónico. La brecha existente entre quienes ostentan el poder político y el resto de mortales se puso de relieve con la presencia en la zona de decenas de miles de policías, superando en número al de manifestantes.
Cerca de Niza, en uno de los registros policiales sistemáticos a los que se sometía a vehículos que tenían por destino las movilizaciones de la contracumbre, nuestros compañeros son detenidos y pasan a disposición judicial. La noticia de que cierto material de escalada (un piolet) había propiciado su detención es recibida por nuestros amigos con una mezcla de estupor e incredulidad. Miguel, el dueño del vehículo y amante de la montaña, porta este material siempre en el coche. Como en un mal sueño del que no podían despertar, nuestros compañeros se vieron juzgados y condenados al día siguiente de su detención, sin poder preparar adecuadamente su defensa ni avisar a sus familias y amistades. La condena fue de cuatro meses de los cuales se veían forzados a quedarse un mes recluidos en una prisión francesa.
El juez dio por demostrado que, en el contexto de la cumbre, un piolet era un arma y que nuestros compañeros pretendían utilizar para regar con terror y barbarie las calles de Niza. Así, de esta manera, las imaginativas elucubraciones de la fiscalía sirvieron para justificar un colosal despliegue de efectivos policiales pagados con ingentes cantidades de fondos públicos.
El litigio se desarrolló como un juicio político: fueron cuestiones determinantes para la sentencia sus tendencias políticas, su implicación en diversos movimientos sociales, su filiación a organizaciones políticas y sindicales del estado español; llegó a exigírseles que explicaran las motivaciones que les llevaron a realizar el viaje y el modo en que lo habían financiado.
El término “preso/a político/a” puede parecer anacrónico. Las consignas repetidas una y otra vez (“democracia”, “Estado de derecho”, “separación de poderes”) por nuestros gobernantes y amplificadas por los medios de comunicación relegan la persecución y represión política a tiempos pasados y lejanas dictaduras. Nuestros compañeros han podido comprobar en sus carnes que la persecución política está a la orden del día.
Tras 31 días tirados entre rejas, días de malos momentos, desinformación por parte de las autoridades, juicios farsa, fiscalía, incomunicación, soledad en las prisiones, mentiras, el día 2 de Diciembre nuestros compañeros volvieron a ser puestos en libertad a la espera de la deliberación de un segundo juicio que se hará pública este lunes 16 de Enero y donde sabremos si nuestros tres amigos son condenados a más meses de prisión o si por el contrario se pone fin a esta infamia.
Todavía no hemos terminado de abrazarles cuando ya se acerca la fecha. Lo sabemos porque ya empezamos a sentir el aliento frío de esos que deciden quien es inocente y quien culpable, con sus leyes, con sus indicios, con su pruebas, más en la imaginación que en los papeles.
En esta espera angustiosa e incierta también nos hemos reforzado gracias a los lazos de solidaridad tendidos en torno al grupo de apoyo a los tres en Niza, el calor de la gente, la ayuda desinteresada…
Tenemos el convencimiento que llegan tiempos de esperanza, que la bruma se esfuma y empezamos a ver las cosas claras. Que por aquí vamos mal y que es necesario un cambio. Que las clases privilegiadas defenderán sus privilegios, que quienes luchan sufrirán represión. Y dentro de esa represión es donde enmarcamos el juicio a los tres en Niza. El afán de criminalizar, de deslegitimar a quienes protestan, de esconder unas movilizaciones en la cumbre del G20 ausentes de incidentes es lo que llevó a las autoridades francesas a usar a nuestros compañeros como cabeza de turco.
Nuestros compañeros fueron detenidos y encarcelados por lo que llevaban consigo cuando se dirigían a Niza: solidaridad, inconformismo y la firme convicción de que la transformación social es impostergable. Seguimos y seguiremos al lado de nuestros compañeros y frente al capitalismo antropófago y quienes lo sustentan.