Adhesión de CNT Huesca al movimiento y manifestación por la Dignidad de la Montaña (25 Octubre)
“Ni el rey comería… si el labrador no labrase” (Lope de Vega)
El turismo es el rey de estos valles. Decenas de millones de dinero público van todos los años a los bolsillos de las grandes empresas y proyectos turísticos sin que estos garanticen condiciones dignas para la clase trabajadora. Queremos vivir aquí, y para vivir aquí necesitamos vivienda y trabajos con un salario acorde al coste de vida, porque no hay montaña digna sin trabajo digno.
Desde CNT Huesca, con Secciones Sindicales en las principales empresas del Valle del Aragón (Candanchú, Astún y Hotel de Canfranc-Estación), nos sumamos a la convocatoria del Movimiento por la Dignidad de la Montaña y acudiremos a la manifestación del sábado 25 octubre en Jaca.
La dignidad de la montaña no se sostiene solo en la dignidad de sus paisajes sino también en las vidas con dignidad de quienes la habitan y trabajan. Lo que exige de unas buenas condiciones de trabajo, porque la precariedad laboral no es sólo un problema económico. La precariedad laboral rompe proyectos vitales, deteriora nuestra salud y empuja al desarraigo de nuestro territorio.
Turistificación y despoblación se retroalimentan mutuamente al no existir condiciones seguras de trabajo y vivienda, haciendo que la vida en el pirineo sea cada vez más difícil para la mayoría de la población. Sin embargo, con la excusa del trabajo, vemos como anualmente se destinan millones de euros a sostener proyectos turísticos de dudoso interés y recorrido.
Las empresas de la nieve se sostienen en base al dinero público. Un dinero que se les da a cambio de nada. Millones que no implican ninguna obligación para la mejora de las condiciones laborales de las plantillas, quienes sufren empleos precarios donde no se les garantiza ni un mes de contrato, puesto que se les puede despedir casi de un día para otro con la excusa del tiempo y el clima.
Así, en este modelo, los únicos que asumen y sufren el riesgo de que no nieve son los/as trabajadores/as, mientras se dilapida dinero público en proyectos especulativos que no tienen en cuenta el cambio climático ni aportan alternativas futuras y viables para la clase trabajadora.
Por otro lado,en los alrededores de las estaciones se proyectan y construyen cientos de pisos turísticos, pero cualquier trabajador/a tiene serias dificultades para encontrar un alquiler asequible, debiendo destinar la mayoría del sueldo a conseguir algo tan básico como un techo. De este modo, cada año, la mayor parte de las plantillas de las estaciones es nueva, lo que acrecienta la despoblación y el desarraigo.
Pero esto no sucede solo con las empresas de la nieve. Mientras desde las instituciones se pone la alfombra roja a grandes empresas hoteleras que usan nuestro patrimonio arquitectónico y natural para su beneficio, sus plantillas tienen los convenios y salarios más básicos. Hoteles de alto standing, salarios low-cost.
Las instituciones se ponen al servicio de las cuatro familias inversoras, quienes reciben dinero público para sus empresas, hacen uso de nuestro patrimonio natural y turistifican la vivienda y los montes para su beneficio, mientras las trabajadoras nos vemos abocados a condiciones de vida cada vez más precarias y difíciles.
Subvenciones públicas que se dedican casi únicamente al turismo, haciendo cada vez más dependiente a nuestros valles y a sus trabajadores/as de este modelo económico depredador del territorio.
Desde el momento en que trabajamos en estas empresas y subvencionamos con nuestros impuestos gran parte del negocio turístico, deberíamos ser nosotros y, sobre todo los/as trabajadores/as, quienes participen de las decisiones y beneficios de las mismas estableciendo una verdadera democracia económica donde la clase trabajadora tenga voz y voto. Donde el dinero que se invierte en nuestros valles vaya de verdad a mejorar nuestras condiciones de vida y no al bolsillo de las mismas familias de inversores de siempre.
Además, con toda la inversión realizada anualmente en las empresas de la nieve se podrían pagar los salarios de toda la plantilla durante toda la temporada, sin embargo se prefiere abandonar a los/as trabajadores/as mientras se sigue dando millones a estas empresas.
Nos quieren reducir a una postal turística, a un paisaje idílico, donde no caben las preocupaciones ni necesidades de las gentes que habitamos estas montañas, pero la dignidad de la montaña es inseparable de la dignidad de las personas que la trabajan y esa dignidad no es negociable, esa dignidad se defiende, desde abajo y entre todas.
Hace 25 años un paro pirenaico consiguió frenar los principales proyectos de embalses que amenazaban el Pirineo. Hoy, el peligro de Yesa sigue estando y las nuevas amenazas vienen en forma de turistificación y precariedad laboral. Nuevas formas para viejas amenazas: el capital depredando nuestro territorio y nuestras vidas.
Esta manifestación del 25 de octubre tiene que ser solo el principio de una movilización y organización que logre frenar y revertir esta situación, porque no hay montaña digna sin trabajo digno ¡Que viva la lucha de las montañesas y montañeses! ¡Que viva la lucha de la clase trabajadora!
POR LA DIGNIDAD DE LA MONTAÑA
CNT Huesca / Pirineo