Algo más de cuarenta personas se dieron cita ayer a la entrada del recinto Expo, en la Puerta del Ebro, para protestar por la accidentalidad laboral con que se cierra la Muestra, acudiendo a la concentración convocada por la CNT.
El acto comenzó a las 20:00, y durante más de una hora se corearon consignas como "Expoagua asesina", "accidente laboral es terrorismo patronal", o "no son muertes, son asesinatos", repartiéndose asimismo un millar de panfletos con el texto Expo 2008, una sangría intolerable, y desplegándose una pancarta con el lema "Ellos se llevan la Pasta, Nosotros los Muertos. Expo = Miseria laboral"
Incomprensiblemente, la Policía Nacional realizó un despliegue de medios de película, enviando a casi tantos agentes como manifestantes había, y amenazando e intimidando a los presentes. Parece que, según el canon democrático, los trabajadores tenemos derecho a matarnos en el tajo, pero no a protestar. Ayer, las Fuerzas de Orden Público y la Delegación del Gobierno dieron el lamentable espectáculo, triste colofón de una Expo sangrienta, de tratar como criminales a medio centenar de trabajadores que protestaban pacíficamente por el grave hecho que supone la tasa de accidentalidad laboral que ha registrado el macroevento.
Sin embargo, ni prohibiciones ni sanciones pueden tapar la verdad: que mientras unos perdemos la salud o la vida, trabajando como mulos, otros se llenan los bolsillos sin hacer nada.
Como nota irónica, y a modo de conclusión, hoy se abre una oficina del INEM en Zaragoza específica para los 1800 nuevos parados que deja la Expo. ¿Seguirán diciendo que ésta (la Expo) está salvando a la ciudad de la crisis?