CNT-ZARAGOZA ANTE LA INSTALACION DE UNA BASE DE LA OTAN EN ZARAGOZA

No es tema novedoso, y no debería asombrar, que Zaragoza es firme candidata a albergar una base de vigilancia de la OTAN. Esta candidatura, auspiciada por el Ayuntamiento a espaldas de la ciudad, implicará, en caso de salir adelante, la conversión de Zaragoza en un nuevo polvorín militar, como ya lo fue mientras padecimos una base del Ejército Estadounidense. Ante esta nueva ususrpación de la voluntad popular, queremos hacer patente, sin pretender ser exhaustivos, las razones de nuestra oposición sin ambages a la instalación de esta base aquí y en cualquier parte, a la propia esencia de la OTAN y a la realidad de los ejércitos.

En primer lugar, y atendiendo a su propia historia, sabemos que la Alianza Atlántica no es precisamente una organización filantrópica movida por la solidaridad: nace de la voluntad de perpetuar y expandir el sistema socioeconómico democrático-capitalista por la vía militar. Por ello destacan los actos de agresión de que ha sido artífice y protagonista, y los muchos desmanes que ha cometido con prácticamente total impunidad. Así, la OTAN ha tomado parte en las invasiones de Afganistán e Iraq, como ya lo hiciera en la guerra de Yugoslavia. La lejanía en el tiempo no nos impide recordar que la Alianza, en 1995, realizó bombardeos masivos contra la República Serbia de Bosnia, arrojando unos 10.800 proyectiles. Tampoco nos permiten el dolor y la náusea olvidar la forma en que la OTAN, en 1999 y bajo el pretexto de la llamada"guerra humanitaria" de Kosovo, lanzó 31.000 proyectiles de uranio empobrecido, es decir, unas 9 toneladas de dicha sustancia. Sus efectos todavía afectan a los habitantes y al medio natural de la zona. Es a todas luces un hecho evidente que la Alianza, como cualquier Ejército, aprovecha la mínima ocasión para practicar nuevas formas de destrucción si con ello alcanza la cifra de bajas necesaria para lograr sus oscuros objetivos. Y todo ello sin rendir cuentas a nadie.

En segundo lugar, los intereses de la propia organización no son los de los pueblos que dice proteger, sino los de sus élites económicas y políticas. La OTAN, último bastión del neocolonialismo que en otro momento provocó la Guerra Fría enfrentando a los imperios de la URSS y EEUU, es el brazo armado del liberalismo económico, un medio para hacer anónima la presión y la intervención militar de sus Estados miembros. Es garante de la estabilidad del libre mercado europeo y norteamericano y es, en último término, el sicario del capital español. Deseosa de dictar un futuro que le resultara cómodo, ha hecho fértil el desierto con el llanto de los trabajadores y sus hijos. Mientras, a nosotros, la OTAN nos ha convertido en “el otro” expoliador para yugoslavos, afganos e iraquíes, haciéndonos, en tanto que ciudadanos de un Estado miembro, enemigos a los ojos de sus víctimas. No es casualidad que, al borde de la crisis energética, los pueblos que han sufrido a esta infame organización posean abundantes reservas de petróleo y gas, así como la infraestructura necesaria para su exportación. Tras todas estas misiones “humanitarias” y “de paz” se esconde el más rancio colonialismo y un miserable afán explotador, el robo encubierto a países pobres que tienen abundancia de las materias primas necesarias para nuestra voraz forma de producir y consumir.

Por último, resulta insultante la sola idea de militarizar todavía más Zaragoza, habida cuenta de que un 40% del suelo zaragozano es actualmente utilizado para fines militares (en el caso del Campo de Maniobras de San Gregorio, sus 33.839 hectáreas lo hacen el más grande de toda Europa). La ciudad, que tiene a gala autodenominarse “de la paz”, padece ya una presión insospechada por parte del Ejército, que condiciona incluso la investigación y relaciones de la Universidad. Como trabajador@s nos negamos a aceptar la falacia de la supuesta creación de empleo directo e indirecto que traería la base: sus voluntarios directamente son asesinos y sus proveedores indirectamente cómplices. Que nadie se llame a error, el único “empleo” que ha de traer es el reclutamiento, y no hace falta decir que matar no es un oficio.

No queremos vivir en un polvorín. Por supuesto, no queremos ser un objetivo de primer orden para los enemigos políticos de la OTAN, pero menos aún serlo por facilitar con nuestro silencio su labor genocida. Por ello no sólo no queremos que Zaragoza sea la ciudad escogida, nos negamos a la construcción de más bases militares en ninguna otra parte. Por todo ello, animamos a todos los trabajadores de Zaragoza y del mundo entero a movilizarse y luchar contra las atrocidades que esta recua de mercenarios comete cada día. Se nos ha dicho con cierta insistencia que la OTAN está para defender a “Occidente” de “Oriente”, acentuando la diferencia, sugiriendo que lo diferente es Terror; incitando a la división y al odio racial. A esto, nosotros respondemos: un Ejército, cualquiera que sea, únicamente puede defender los intereses de quien vive entre el privilegio, el parasitismo, el lujo y la especulación.

Avancemos juntos. Los trabajadores “de Occidente” debemos fortalecer nuestra unión con nuestros hermanos “de Oriente”, asumir que nuestros problemas son los mismos, y volver la mirada contra quienes son los verdaderos responsables y beneficiarios de esta situación. Lo suyo son pesadillas. Lo nuestro no son sueños.