CCOO, UGT, Acumagme y Opel, con el apoyo cómplice del gobierno, firmaron el preacuerdo de nuevo convenio para los años 2018 a 2022 de la planta de Figueruelas, y eliminaron con dicha firma importantes derechos de la plantilla. Dado el peso específico de esta fábrica en todo el tejido laboral de nuestro territorio, la CNT de Zaragoza considera necesario realizar este posicionamiento público:
Principales retrocesos del convenio
En cuanto al contenido del convenio firmado, destacan los siguientes puntos:
– La plantilla de Opel perderá poder adquisitivo durante todos los años de vigencia del convenio: El pacto conlleva la congelación de los salarios para 2018 y actualizaciones por debajo del IPC durante los restantes años (al 50% los dos primeros, y al 60% los dos siguientes), así como la supresión de pluses como el complemento de calendarios especiales o la reducción de otros (pluses de nocturnidad y de sábados, domingos y festivos, prima anual variable individual, etcétera).
– La plantilla de Opel sufrirá mayores niveles de desigualdad: En este sentido, se profundizan las escalas salariales, introduciendo una nueva para el personal de nuevo ingreso y condicionando la progresión a evaluaciones que deberá superar el trabajador o trabajadora.
– La plantilla de Opel verá más desprotegido su derecho fundamental a la integridad física: Es la consecuencia, por ejemplo, de introducir más requisitos de los que hasta ahora existían para acceder a los complementos por incapacidad temporal, castigando con ello a quienes tengan la desgracia de necesitar coger la baja.
– La plantilla de Opel trabajará más horas, y con mayor discrecionalidad de la empresa para determinar cuándo: En el nuevo convenio se abre la puerta a las horas extraordinarias obligatorias, lo que en la práctica supone dar a la empresa la potestad de ampliar la jornada anual real de cada trabajadora o trabajador en 80 horas. Además, se establece un sistema de distribución irregular de la jornada por el que la empresa podrá exigir que se trabaje hasta 40 sábados, y se amplía el tiempo de trabajo en 5 minutos por turno a partir de noviembre de 2019 mediante la correspondiente reducción de pausas.
Valoración de lo ocurrido: urge desarrollar un modelo sindical diferente
Ha sido un hecho público y notorio que el preacuerdo de convenio ha sido ratificado por la plantilla en un clima de chantaje evidente por parte de la empresa, donde trabajadores y trabajadoras no han podido dar un posicionamiento libre, al recurrir la dirección a la amenaza de deslocalización para generar terror y poder trampear la negociación. Tampoco hubiera sido posible esta ratificación sin el apoyo activo de CCOO y UGT, que una vez más han sido un instrumento fundamental para asegurar los intereses de la empresa, en perjuicio de obreras y obreros.
Y a pesar de estas presiones, casi la mitad de la plantilla (2008 frente a 2897) ha rechazado el preacuerdo que se planteaba. Desgraciadamente, ninguna organización sindical presente en la fábrica ha sido capaz de traducir ese rechazo en movilización y conflicto, de manera que el voto negativo de esos 2008 trabajadores y trabajadoras no impedirá que se apliquen las medidas impuestas por la empresa: la paz social que tanto conviene a la patronal.
A todo esto ha de sumarse la incoherencia que este preacuerdo supone si se compara con las subidas salariales para 2018 que CCOO y UGT dicen reivindicar, así como con las escasas subidas que ya se acordaron en el actual convenio del metal provincial, todo lo cual no hace más que hundir todavía más la credibilidad de estas dos organizaciones y del modelo sindical de comités de empresa que encarnan.
Por estas razones, para la CNT es un hecho evidente que urge que el movimiento obrero cambie de modelo sindical: no basta con decir no a la pérdida de derechos, es necesario dotarse de herramientas que permitan convertir el rechazo en conflicto, que para este sindicato pasan por basar
toda la acción sindical en las secciones sindicales que aseguren la participación permanente de toda la plantilla en los procesos que afecten a sus intereses, y que permitan anticiparse a las intenciones de la empresa.
Tras este convenio van a venir muchos otros en multitud de empresas, en los que habrá la oportunidad de cambiar las tornas y conseguir avances para los y las trabajadoras. En este sentido, solo existen dos posibilidades: agachar la cabeza o luchar por nuestra dignidad como clase trabajadora. Y para quienes optan por lo segundo, desde la CNT animamos a que esto se haga a través de nuestra organización: una organización económicamente independiente, que rechaza todo tipo de subvención y que está libre de toda corruptela; una organización que hacemos los trabajadores y las trabajadoras de igual a igual, donde no hay ninguna persona liberada, y una organización que desarrolla su actividad en las empresas a través de los mecanismos participativos que dan las secciones sindicales y las asambleas, rechazando frontalmente un modelo de comités de empresa en el que CCOO y UGT tienen asegurado el monopolio y que va contra los intereses y las necesidades de la clase trabajadora.