El próximo 10 de diciembre la CNT convoca la primera concentración a las 17:00 horas frente a las instalaciones de Dock39, en el centro comercial de Puerto Venecia (Zaragoza), para denunciar los despidos de tres compañeros y compañeras de la Sección Sindical de CNT en Dock39, así como la falta de seguridad e higiene en sus instalaciones.
Tras la creación de una Sección Sindical, la empresa ha prescindido de la representación pública de dicha sección, lo cual es una evidente represión sindical. Ésta Sección Sindical lo único que ha pedido es una regularización de sus contratos y una puesta a punto de las instalaciones de la empresa, ya que entiende que conllevan un alto riesgo.
Entre las carencias de las distintas actividades que a juicio de este sindicato se dan, cabe destacar que hemos denunciado a inspección de trabajo las siguientes:
Softplay: Es el parque de bolas. Este espacio carece de las medidas de higiene necesarias para ser utilizado. Por otro lado, el número de monitoras y monitores que destina la empresa a esta actividad está muy por debajo de la cantidad necesaria para cubrir las necesidades básicas de seguridad.
Clip’n’climb: Es el rocódromo lúdico. Donde los arneses no ajustan debidamente y existen mosquetones y líneas de vida estropeadas.
Rope course: Es el parque de aventura que se encuentra en el exterior, el cual adolece el paso del tiempo bajo la influencia climática, a lo que se suma a su uso intensivo y una falta total de formación en materia de seguridad a la plantilla.
Sin olvidar tampoco que igualmente hemos denunciado el hecho de que los trabajadores y trabajadoras de Dock39 padecen de una gran precariedad en sus condiciones laborales debido al encadenamiento de contratos eventuales semana tras semana, algo que a juicio de la CNT es un fraude manifiesto, más aún considerando que apenas tienen plantilla fija, por lo que la mayor parte de la carga de trabajo recae en la “eventual”.
El despido de tres compañeros/as de la CNT supone un acto de represión de la empresa hacia la actividad sindical. Permitirlo supondría renunciar a la defensa de los derechos colectivos de la plantilla, y dejaría a la dirección de la empresa en una posición de permanente amenaza sobre quien se atreva a actuar o alzar la voz frente a cualquier situación anormal.
El sábado 10 de diciembre, ¡Nos van a oír!