Hay que salir a las calles, con ORGULLO y con DIGNIDAD, sin nada que esconder. El 28-J y todos los días. En este tiempo que atravesamos, la identidad sexual y de género, que es algo que debería de quedar en el ámbito de lo personal y privado y sobre lo que una sociedad sana no tendría nada que cuestionar, sigue siendo algo a reivindicar en las calles y trabajos. Las agresiones, marginación y no solamente la fiesta y celebración, son motivos más que suficientes para seguir reivindicando el Orgullo LGTBI, la diversidad sexual, y para seguir luchando en todos los ámbitos. Por mucho que les moleste, de hecho, porque les molesta, hay que salir a la calle y demostrar que si algo es un problema, es su modo de concebir el mundo y las relaciones entre personas.
La Homofobia, lesbofobia, transfobia y sexismo/heterosexismo se manifiestan diariamente amparados en la cultura dominante, una cultura sistémica que excluye del modelo heteropatriarcal la diversidad sexual y la libertad en la esfera de la identidad y el género de millones de personas. La parcial visibilización del colectivo LGTBI por medio de los mass-media hace creer que hemos llegado a una especie de “estado de normalidad”. Es cierto que se ha visibilizado más la diversidad sexual (incluyendo colateralmente también la visualización los prejuicios más atávicos) pero no han cesado las agresiones. Según el Consejo General de la Abogacía en España la mayoría de los delitos de odio registrados -y ya sabemos que no todos se denuncian- tienen como causa la homofobia/LGTBfobia. Y, por supuesto, tampoco ha cesado la marginación en el ámbito del trabajo.
Más allá de las polémicas sobre luces de neón y desfiles que tristemente siguen teniendo una deriva frívola y capitalista, la LGTBIfobia o discriminación por orientación sexual o identidad de género, no solo está presente en el ámbito laboral a través de las bromas despectivas, el acoso o las vejaciones, sino que es estructural y estos son algunos ejemplos:
No existe una normativa específica que regule los derechos de las personas LGTBI en el ámbito laboral, quedando bajo el amparo de normas nacionales (Constitución Española, Estatuto de los Trabajadores, Ley 62/2003….) o supranacionales (Directiva Europea 2000/78 del Consejo Europeo) que abordan esta situación de manera generalista y unida a otras realidades sociales muy diversas. Esta llamativa carencia habría de ser suplida por los convenios colectivos a través de la incorporación de cláusulas que hicieran visible la realidad del colectivo LGTBI, tanto en relación con el reconocimiento de derechos como en el ámbito de las conductas susceptibles de ser tipificadas. Sin embargo, en la mayoría de los casos, tampoco los convenios colectivos cumplen con esta función, ignorando por completo las necesidades de gays, lesbianas, bisexuales, transexuales e intersexuales. Por poner un ejemplo claro de estas carencias, no existe un protocolo de actuación que ampare explícitamente a las personas trans en proceso de transición, quedando su defensa en manos de la acción sindical. Y no podemos olvidar que este proceso se basa en la asunción por parte del individuo de ser tratado desde la óptica de la patología y la enfermedad.
Si bien es ilegal un despido por “ser homosexual” las empresas saben que las vías para despedir un trabajador o trabajadora pueden ser muchas y, a veces, la empresa no aludirá a la orientación sexual para despedir. Generalmente, si se produce el caso, la empresa buscará motivos alternativos que disimulen la verdadera causa de despido o se presiona, mediante mobbing, al trabajador afectado para que sea él quien acabe abandonando la empresa.
Por otra parte, las reformas laborales que permiten que las ausencias justificadas al trabajo puedan ser causa de despido objetivo, incluidas las provocadas por motivos de salud y asistencia a consulta médica, provocan una realidad totalmente injusta para el total de las trabajadores y trabajadoras y en particular, para las personas que padecen VIH ya que, como enfermedad crónica que es, requieren una atención y un seguimiento sanitario regular.
Saliendo del ámbito laboral, asistimos también a una reconfiguración del discurso homofóbico: de la persecución se pasó a patologización. Posteriormente a la “tolerancia” y cuando el proceso de las luchas están más avanzados, se pasa a la siguiente fase, a un discurso deslegitimador: la homosexualidad proviene del Estado, está atacando la heterosexualidad, es un grupo de poder. Si bien, efectivamente la visibilización de las distintas sexualidades normalizan el hecho de que se dan en todos los ámbitos de la sociedad y en mayor o menor grado en todos los roles sociales, hablar de “lobby gay” o discursos similares, no hacen más que poner en bandeja excusas para que las organizaciones de clase se desentiendan de las reivindicaciones LGTB al considerarlas o ajenas, o un elemento desestabilizador inoculado “por el poder”.
Socialmente tampoco hay que olvidar que incluso el modelo de “Aceptación de lo Gay” sitúa a la mujer y lo femenino en un segundo plano, predominando la masculinidad y sosteniendo la lesbofobia y el sexismo entre la comunidad gay.
Los ataques también llegan desde las distintas religiones, especialmente desde la Iglesia Católica por boca de sus Obispos, que no cejan en sus ataques a cualquier concepción social que cuestione su heteronormativismo o su masculinismo machista. Su poder es menor que en épocas anteriores, pero su fomento del odio se está acentuando día a día.
Y no miremos solamente hacia afuera, en la mayoría de grupos, colectivos, partidos, sindicatos o asambleas ya sean de izquierdas o del ámbito libertario, si bien en principio no hay homofobia (salvo excepciones), si que imperan los comentarios de tipo “machirulo”, o heteronormativos. Hasta que no se demuestre claramente lo contrario, eres heterosexual o tienes un órgano genital asociado a tu rol social de género.
Desde la CNT sabemos que nos queda, socialmente y como organización, mucho camino que recorrer. Somos parte de la lucha y la defensa de la libertad de todas las personas independientemente de su orientación y género sexual. Tenemos mucho que aprender y mucho que compartir. Desde la base, organizándonos entre iguales, queremos hacer frente a todas las desigualdades que sufrimos la clase trabajadora. Desde CNT vamos a prestar apoyo y solidaridad a todas las luchas abiertas y las que se van a abrir. Os llamamos a participar en las movilizaciones que luchen por la igualdad y contra la explotación de las personas, os llamamos a salir a las calles con ORGULLO y DIGNIDAD, a organizaros y luchar día a día.