Otra mesa de diálogo social. Otro paso atrás, otra etapa programada para destruir a la clase trabajadora y reducirla a la condición de esclavitud.
Ahora, la precariedad es la nueva esclavitud, esa realidad que oprime al trabajador y le impide decidir sobre el futuro de su vida. Se intenta hacer de nosotros una pieza intercambiable y desechable en cualquier lugar y en cualquier momento, a gusto del empresario, para pasar a formar parte de ese excedente de parados donde el empresario echa mano y no se cansa de repetir que le da igual un trabajador que otro (siempre tendrá la pieza a sustituir y cada vez más barato, cada vez al precio que él disponga).
Las subcontratas se han convertido en un verdadero engaño empresarial para camuflar e imponer nuevas formas de explotación, primando la productividad sobre la seguridad y, además, con mínimos salarios. A esta situación hay que sumarle las ETTs, que se están haciendo con la mayoría de las contrataciones y aspiran a ser el monopolio de las mismas, inclusive aquellas que no responden al carácter temporal. Además tenemos que soportar el chantaje continuo al que nos someten los empresarios, amenazando con cierres y deslocalizaciones, en busca de paraísos laborales donde la situación de los trabajadores es inferior a la nuestra y donde sus márgenes de beneficios son aún mayores.
A diario, los accidentes laborales se cobran la vida de muchos obreros/as por el simple hecho de la precariedad en los puestos de trabajo, las jornadas interminables y la falta de inversión en el ámbito de la prevención. Los empresarios ejercen su chantaje desde el mismo momento en que somos contratados, llegando en muchos casos a obligar a firmar una carta de despido voluntario, sin fecha, para evitar así las protestas y no tener que pagar los finiquitos y derechos reconocidos a los trabajadores/as: o te juegas la vida cada día por falta de medidas de seguridad, o te vas directo a la calle.
Las recetas neoliberales llevadas a la práctica en todas las anteriores reformas laborales, con la excusa de reducir la enorme temporalidad que triplica la media europea han tenido para los trabajadores/as unas pésimas consecuencias . La finalidad es realizar un nuevo abaratamiento del despido, aumentar la capacidad del empresario para despedir, aumentar el período de prueba, potenciar las ETT´s y eliminar trabas para que las empresas puedan realizar regulaciones de empleo y despidos colectivos a su gusto. Es absolutamente falso que se pretenda disminuir la temporalidad, esta no es coyuntural ni transitoria, es la consecuencia del capitalismo salvaje, que tiene como uno de sus principales objetivos sustituir, a trabajadores con empleo estable por trabajadores en precario, mucho más vulnerables, disciplinados y sumisos. Estamos asistiendo a la liquidación de los derechos de los trabajadores, a ese conjunto de conquistas sociales alcanzadas con grandes sacrificios y vidas humanas a lo largo de muchas generaciones. La memoria histórica de las luchas obreras no debe caer en el olvido.
La pasada primavera ,CCOO y UGT, junto con la patronal CEOE, firmaron situar el aumento salarial por debajo de la inflación, lo que significa que un año más los precios subieron por encima de nuestros salarios, mientras que banqueros y grandes empresarios obtendrán, otra vez records de beneficios, siendo los que más ganan de la unión europea y los terceros en todo el mundo. Mientras, la tasa de pobreza en el estado español se sitúa en el 18% frente a un 15% en la unión europea. Esto encuentra su explicación en que más del 40% de los parados no reciben ningún ingreso económico, y que la mayoría de los subsidios no permiten superar el umbral de la pobreza.
Frente a la injusticia social, organízate.
La movilización y la lucha nos da lo que la política y la corrupción sindical nos quita.